Isa Pérez Rod: Poesía Ondulante
Isa Pérez Rod (Cádiz, 1990) es licenciada en Medicina y estudiante de Psicología. Actualmente reside en Madrid donde trabaja como médico pediatra. Fue ganadora del Premio Internacional de Poesía Covibar-Ciudad de Rivas 2020 por su poemario “La Pecera Azul” (pendiente de publicación por Ed. Vitruvio),
Ha participado en diversas antologías de poesía y narrativa, como “Cada quien su cuento” (Iberoamérica Ebooks, 20014), “El legado de Gabo. Antología de microrrelatos homenaje a Gabriel García Márquez” (Ojos Verdes Ediciones 2016) o “El día que todo esto acabe” (S-Mal Poesía 2020). Desde 2020 es participante activa en la tertulia literaria Rascamán (Madrid).
Todo se rompe
El amor existe.
Está descuartizado
y escondido en esta casa
como en una gymkhana para niños.
Al inicio,
l
a
s caídas
son inusualmente insípidas.
Poco después,
las heridas trazadas con escuadras ya se ven, pero aún no sangran.
Dije que nada puede atravesar
El último día, desesperé*.
*(Adiós a mi sinestesia,
todos los números están en llamas.
La boca se me ha gastado,
algo que no sea un estertor como campanillas de latón.
Vuelvo voluntariamente al corredor de los alaridos.
¿Qué más hay que hacer para morir en este mundo?).
Al caer, los ídolos hacen más ruido
que los dioses.
El día del veterano
No hay flores en la sala de mutilados fuera del acto de servicio.
Pero nos queda presupuesto
para tintinear una próstata en cristal de Bohemia, macerar una ciruela
hasta que muestre el hueso,
y esperar al ángel albino
(Se oyen los salmos desde el pasillo: “Algodón y látex,
seda y vinilo”).
No sé si son
mis dedos de espía germana vendida a los Aliados
o mi timbre de grulla herida
en horario de prácticas,
pero él,
él me pregunta:
“Niña. ¿Eres de los nuestros?”.
Y yo
ME QUEMO.
Ardo como una hormiga roja bajo la lupa de un dios muy pequeño.
Sus cataratas blancas, y su sol,
el Sol“Yo tampoco aguanto a esos puñeteros beats, al tabaco importado
y a la ginebra con ginebra… se han comido mi vida.
Ménage à trois, à cinq,
à trop-de-vin-pour-savoir combien.
No hay orquídeas para ti hoy, ni tampoco buenas noticias.
Él llora en mi regazo de maniquí desnudo.
Los sicarios tubulares
Durmiente.
Mejor aún, estuporosa.
¿Puedes verme,
pentacular
al fondo del foso del pozo del tubo de ensayo?
Esta muerte se está haciendo
cada vez más inmaquillable
Sedad bien a vuestros vivos
cuando venga
con su figura arpón - curvatura
esperando ser desenfundado.
Manos expertas
cuentan con calma los billetes
y pagan al asesino.
que
Mi cerebro GRITA.
Mis músculos, amenza narcótica,
no saben muy bien que hacer.
Mis cuerdas vocales se han resignado
a que el infierno
no tenga
voz.
La bufanda de Isadora
Un trozo
de tela
no tiene más entidad que todo tu cuerpo
o carisma ondulante que
no se resigna
a m
or
ir