Julio Barco: Poesía sin límites
Julio César Barco Ávalos (Lima, 1991), estudió en la Universidad Nacional Federico Villareal. Director de Lenguaje Perú
tanto web (www.lenguajeperu.pe) como fan page
(www.facebook.com/lenguajeperu.pe) donde dicta conferencias sobre Poesía y
Literatura. Administra la página facebook Poético Río Hablador. Premios:
Mención Honrosa Poeta Joven del Perú (2020), Premio Huauco de Oro (2019),
Premio Gremio de Escritores (2018) Premio Especial Antenor Samaniego (2019),
Finalista Sección Cuento Antenor Samaniego (2019). Actualmente se encuentra
invitado al festival Latinale de Berlín, donde su obra se traducirá al alemán.
Guarda
una memoria de sus trasmisiones virtuales en el siguiente canal de Youtube: https://www.youtube.com/c/JulioBarco
Página Web personal https:
www.juliobarco.metaliteratura.com.ar/
Trasmite
todos los viernes conferencias sobre poesía en Lima Gris:
https://limagris.com/author/julio-barco/
Autor
de los libros:
(ver el
ver + la familia)
No digan que yo no veo, pues el ojo no basta para lo
que exige un tacto más sutil. Gozar es comprender, y comprender es gozar.
Paul Claudel
Mónologo
de un padre a su hijo
(...)
borracho, eructando, obeso, empapado de sudor en ese horno de caravana,
tirándome pedos, frustrado, un desgraciado, tirando las lámparas al suelo,
midiendo mal las distancias. Temeroso de probar lo que me queda de talento. El
talento es su propia expectativa: o estás a su altura o retrocede para siempre
agitando un pañuelo de despedida.
D.F.W.
Los
jóvenes de hoy... vosotros, chicos, de algún modo no sabéis sentir, mucho menos
amar, por no hablar del respeto. Para vosotros no somos más que cuerpos. Nada
más que cuerpos y hombros y rodillas con cicatrices y grandes panzas y
billeteras vacías y petacas.
D.F.W.
Vas a engordar, vas a
tener cansancio y desgaste sexual y el cabello corto. Alopecia se llama y te da
pasando los 40. Comprenderás que gran parte de todas las cosas que pensabas
sobre los adultos son ciertas. No sabemos qué hacer con nuestras vidas. Somos
adictos a nosotros mismos, a menguar nuestros vacíos, a compartir nuestros
cuerpos con el oficio de redimirnos en el gozo. Eso es vacilante. Y te arrastra
y tu cuerpo es flor rota en el agua. Sé que te dijeron que saques una carrera y
eso sea la vida. Te ayudará. Acuérdate, si te vuelves a matricular te pago los
pasajes. Mira, todo esto es extraño: pero en este mundo real, te ayuda tener
papeles reales y no solo ideas, o manifiestos, sino papeles que digan que eres
algo, eso apoya tus pasos. Entendiendo rápido el juego. Por eso, te oigo y
escucho y siento. Todo se acaba tan rápido: aprender a sentir cada sensación,
que todo eso descubra que eres un ser diferente, con ideas, con cuerpo y
pensamiento; que no solo eres la ropa que usas, o los zapatos. Entonces vas a
encender la radio, eso ayuda a desaparecer un rato, -las noticias, la política,
lo sé, toda esa mierda que detestas-a no ser un insoportable desbordado yo que
habla y se entretiene pensando o conectando o cambiando ideas, rodeando esa
masa que somos. Y yo sí creo que hay extraterrestres pero con diferentes
formas, y que viven y piensan y de seguro también opinan estas cosas. Y en el
universo, de alguna forma, todos aceptan su responsabilidad de existir. Eternamente
enredado en tu rabia. Pero mira, esto es como este auto; es como andar a estas
horas por la carretera, ¿me oyes o ya te dormiste? Como andar aquí, mirando
estas líneas blancas y charlando contigo. Te pasas una curva, alguien te toca y
desapareces. Mierda. Nada tiene otro sentido: usa condón. Y sí, estoy aburrido
con el mundo, quisiera partir, perderme por estas provincias. Evita que tu
semen reproduzca vida, te lo digo yo, tu padre; no tengas hijos, cuídate. Aquí
puedo vivir a mis aires, sin preocuparme por comprarme zapatillas nuevas. Me
armaría un pequeño cuartito y me dedicaría a cuidar mis plantas. No ofrezcas
nada que no puedas cumplir; bajo el resplandor de la luz de invierno.
¿Recuerdas esa canción de Queen y David Bowie? Vivimos bajo presión. Bajo
presión. Rasguña las piedras. Gente en la calle. Gente en la calle. Gente en la
calle. Gente en la calle. Destinos. Destinos. Destinos. En el fondo, todos
cerramos un vacío y arrojamos una flor verde. Comprar y cerrar un vacío.
Escribir y cerrar un vacío. Cerrar un vacío dentro de tu vacío; dentro de los
cordeles donde colocas casacas, camisas y correas. Nada tiene sentido webón: tú, como un millón de chibolos de
tu generación. Gente en la calle. Gente en la calle. Caen bombas en medio
oriente. Gente en la calle. Libros que exploran la destrucción del uno mismo.
Gente en la calle. Ya no trabajaran como nosotros, buscando la dignidad, un
pago total en la jubilación. Eso murió. Ustedes son millennials. Buscan
independencia. La idea es hacer un negocio. Prueba con la comida: pollo a la
brasa. Todos comen; y se llena. ¿Quién no quiere un pollito bien rico de noche?
Papitas fritas y lo vendes rico, con aguadito de cortesía. Aprovecha el hambre.
Acá a nadie le importan los libros. Oyes esos pájaros. Ya amanece. Mira qué
dice ahí. Hay que girar en la otra curva. Este óvalo. Qué será esa casa. Mira,
mira, mira. A mi edad no te quiero ver triste. Vas a estar solo. No hagas
hijos. Cuídate. Para qué tener un hijo en este tiempo. Quisiera perderme un
poco, sabes. Huir de todo. Encerrarme de nuevo. Rimbaud murió porque se amarró
un bloque de sucio metal en la pierna. Quería ser millonario, yo quiero buscar
mi paz. Tocar mi corazón como si fuera un helecho que tiembla. Tocar mi corazón
entre las aguas negras y las bocas fugitivas. Una roca tragada por el río que
fluye. Solo eso. Pero todo es tan complejo. Te pasas la curva, te desbarrancas
y atrás tuyo hay millones igual a ti haciendo lo mismo o mejor y nada importas;
millones de unos decodificando el vacío; millones de unos como algoritmos
temblando de frío. Somos máquinas averiadas y buscamos calor. Somos máquinas
calladas y sentimos hambre. Somos máquinas desvaídas y sentimos repugnancia.
Somos máquinas tristes y deseamos coito. Somos máquinas pútridas y moriremos. Por
eso, hijo, cuídate mucho, ya no sé qué más decirte, tengo ganas de llorar a
veces. Nada: todo esto es hermoso. Hermoso este instante: nosotros. Hermosa la
soledad, hermoso las latas de atún, las coordenadas celestes, la soledad y la
vagancia. Bajo presión. Gente en la calle. Bajo presión. Gente en la calle.
Bajo presión. Gente en la calle. Gente en la calle. Gente en la calle.
(ver el
ver + la desnudez)
Escribo desde mi corazón desnudo.
Ustedes que saben. Qué sé yo. Beber los sábados, inexorablemente beber y beber
hasta que todo el desasosiego sea tu boca. El Único Libro Infinito es mi
cuerpo. Mientras te penetro se amansa el mundo; entonces florece el bulbo
raquídeo de mi amor como una crudelísima planta destruida. La cabeza de un
bufeo interrumpe tu aliento. Brilla el coral en tus pupilas. Si conocieras mi
resplandor serías incapaz de soportarlo. Hay una jaula abierta y un león
resuella.
(ver el ver + el ego + el desierto de lo real de zizek)
Nada sufre. Nadie llora. Nadie
recorre estos paisajes.
Quiero contar mi vida y cantarla
y llorarla y luego morir. No te quiero hablar de Duchamp en la ducha mientras
florecen flores amarillas frente al puente Prialé. Pon 7 años de tu vida en un
poemario y escríbelo, con amor y sordidez, de modo dulzón sabiendo que
inexorablemente bailas inquieto en este viaje. No quiero saber nada. El Perú se
amplifica y lloro. Acurrucando los sentidos. Amplificando la mente. Prendiendo
eucalipto. Caminando por Pamplona Alta. Las selvas existen, las montañas, la
claridad del agua, el río como una entelequia avanzando zigzagueando mientras
bebo una lata de cerveza tan helada que me recuerda versos del siglo de oro. Ya
no quiero más suciedad para mi pueblo. No quiero eternamente Yacer confuso como
una dalia ebria en las cataratas de tu pelo. Pese a todo, quiero ser feliz y
mirar este salvaje viento que recorre el Planeta. Mi ego es un diente de león.
Mi ego es un poema largo extremadamente vasto extremadamente poema enrevesado
en papel bond donde miles de aves escriben mi ego mi ego es una casa lechuza
tal vez cuadernos papeles mandarinas un día que me caí y la herida no fue
palabra dentro del papel vacío de la mente ¿captas? No sé otra dirección que tu
cuerpo y mi cuerpo cuando éramos brutalmente jóvenes Ahora salgo de un Tambo
tomando un café y lloro pensando en ti. La ciudad nos da poemas como el
internet páginas webs. Como abedules ebrios girando alrededor de nuestras
mentes. Sé que todo esto es demasiado excesivo y estaremos dentro de casas,
compartiendo tibio tallarín, hermosa Carne frita para los dos y una copa
bulliciosa de vino. Subo a este cerro. Voy lento. Voy solo. Yo soy mi camino.
Mi viaje. Camino y bebo agua de las flores. Una sopita Aji No men y la noche
será sentirse como Ribeyro Pero no en París, no en Europa, sino entre los
cerros que observo,
Entre las calles, pistas y edificios
que separan la mugre de mi suelo. Pero mis sueños son más límpidos y vastos que
miles de árboles de mango.
(ver el
ver + la obsesión +mi cerebro repleto de cucarachas fosforescentes adictas al
nescafé)
Estoy jodido, despierto y pienso
en literatura, duermo y pienso en literatura (lo cual quiere decir, desde mi
subjetividad, en formas de asimilar lo que leo; mejorar mi escritura, aprender
de otros, y seguir esculpiendo mis libros), y así en la tarde, en las horas en
las que no trabajo y en los feriados, domingos, lunes, y el miércoles después
de salir a caminar y observar la vida de mis vecinos; y corro a una cabina y
tecleo y regreso a casa y entonces sé que flaublerianamente
soy un monstruo: mis manos de escritor colindan con las calles donde las niñas
en short comen helados &hay sordomudos jugando tetris en casas amarillas
&saco dos cuadernos, y escribo: paisajes verde agua rosado celeste amarillo
fresa piña, pensamientos, paisajes y pensamientos, juego psíquico, derrame del
exceso del yo, parafernalia límpida frente a una sociedad neoliberal escrita
para el consumo y seré siempre un camino directo a los principios esenciales Y
el arte de tratarnos como ratas, mientras mis vecinos empiezan sus caminatas
tras un plato jugoso de tripita en la esquina, con rodajas de papa huairo, y
después, duermo, y estoy otro día, soñando párrafos que una vez escribí con
epígrafe y donde esos párrafos eran la poesía peruana buscada en el enredo del
caos de todo un país; ubicada en meils o mensajes que nadie comprende; arboleda
perdida, sueño que corrijo una calle que me conduce a la noche, con la misma
obsesión y así vivo; y a veces hasta soy feliz y otras me siento depresivo del
mundo, de las injusticias, de todo esto; y relativizo todo a un punto de pensar
que somos una bolita luminosa de diente de león: y esto, amigo mío, me conduce
a expresar medianamente verde mis ideas sobre el mundo, la palabra y signos que
vibran entre nosotros; bamboleándonos a toda velocidad en un universo frío,
mientras silenciosamente ando por los terrales de Lima; esteras y perros
flacos, prosa de maca caliente, escuela fiscal sin otro registro que patios con
niños jugando en los recreos; mientras tomo un café.