Julio Barco: Poesía sin límites

 







Julio César Barco Ávalos (Lima, 1991), estudió en la Universidad Nacional Federico Villareal. Director de Lenguaje Perú  tanto web (www.lenguajeperu.pe) como fan page (www.facebook.com/lenguajeperu.pe) donde dicta conferencias sobre Poesía y Literatura. Administra la página facebook Poético Río Hablador. Premios: Mención Honrosa Poeta Joven del Perú (2020), Premio Huauco de Oro (2019), Premio Gremio de Escritores (2018) Premio Especial Antenor Samaniego (2019), Finalista Sección Cuento Antenor Samaniego (2019). Actualmente se encuentra invitado al festival Latinale de Berlín, donde su obra se traducirá al alemán.

Guarda una memoria de sus trasmisiones virtuales en el siguiente canal de Youtube: https://www.youtube.com/c/JulioBarco

Página Web personal https:

www.juliobarco.metaliteratura.com.ar/

Trasmite todos los viernes conferencias sobre poesía en Lima Gris:

https://limagris.com/author/julio-barco/

Autor de los libros:


(1)Me da pena que la gente crezca (Arteidea Editores-Perú, 2012)
(2)Respirar (La Chimba Editores-2018)
(3)Arquitectura Vastísima (Editorial Huachumera-2019)
(4)Arder(gramática de los dientes de león)(Editorial Higuerilla 2019)
(5)Lamúsicademicabeza-volumen7(Lenguaje Perú-Editores)
(6)Semen(música para jóvenes enamorados)(Lenguaje Perú Editores)
(7) Des(c)ierto (Metaliteratura, Argentina 2020)
(8) Sistema Operativo (SO, 2020) (Ed. Seshat, 2020)
 (9)Copiar, cortar, pegar, cargar (ObraAbierta,Colombia,2020)
(10) Antología Yo construyo mi país con palabras (2020) (Metaliteratura, Argentina)
(11)Mosaico (Astronómica (Chile) y Metaliteratura (Argentina),2021
(12)Semillas Cósmicas (Ed. Higuerilla, 2021)
(13)Arquitectura Vastísima (Editorial Metaliteratura, 2021 segunda edición)
(14)Arder (gramática de los dientes de león) (Editorial Metaliteratura, 2021, segunda edición)
(15)Con(c)ierto (Editorial Abra Cultural, 2021, Islas Canarias)
(16)Poetizando (poesía en la vida y praxis, 2021, Editorial Lenguaje Perú)




POEMAS

Libro Mosaico - editorial Astronómica, Chile y Metaliteratura, Argentina - 2021

 

 


(ver el ver + la familia)

 

No digan que yo no veo, pues el ojo no basta para lo que exige un tacto más sutil. Gozar es comprender, y comprender es gozar.

Paul Claudel

 

Mónologo de un padre a su hijo

 

(...) borracho, eructando, obeso, empapado de sudor en ese horno de caravana, tirándome pedos, frustrado, un desgraciado, tirando las lámparas al suelo, midiendo mal las distancias. Temeroso de probar lo que me queda de talento. El talento es su propia expectativa: o estás a su altura o retrocede para siempre agitando un pañuelo de despedida.

D.F.W.

 

Los jóvenes de hoy... vosotros, chicos, de algún modo no sabéis sentir, mucho menos amar, por no hablar del respeto. Para vosotros no somos más que cuerpos. Nada más que cuerpos y hombros y rodillas con cicatrices y grandes panzas y billeteras vacías y petacas.

D.F.W.

 

Vas a engordar, vas a tener cansancio y desgaste sexual y el cabello corto. Alopecia se llama y te da pasando los 40. Comprenderás que gran parte de todas las cosas que pensabas sobre los adultos son ciertas. No sabemos qué hacer con nuestras vidas. Somos adictos a nosotros mismos, a menguar nuestros vacíos, a compartir nuestros cuerpos con el oficio de redimirnos en el gozo. Eso es vacilante. Y te arrastra y tu cuerpo es flor rota en el agua. Sé que te dijeron que saques una carrera y eso sea la vida. Te ayudará. Acuérdate, si te vuelves a matricular te pago los pasajes. Mira, todo esto es extraño: pero en este mundo real, te ayuda tener papeles reales y no solo ideas, o manifiestos, sino papeles que digan que eres algo, eso apoya tus pasos. Entendiendo rápido el juego. Por eso, te oigo y escucho y siento. Todo se acaba tan rápido: aprender a sentir cada sensación, que todo eso descubra que eres un ser diferente, con ideas, con cuerpo y pensamiento; que no solo eres la ropa que usas, o los zapatos. Entonces vas a encender la radio, eso ayuda a desaparecer un rato, -las noticias, la política, lo sé, toda esa mierda que detestas-a no ser un insoportable desbordado yo que habla y se entretiene pensando o conectando o cambiando ideas, rodeando esa masa que somos. Y yo sí creo que hay extraterrestres pero con diferentes formas, y que viven y piensan y de seguro también opinan estas cosas. Y en el universo, de alguna forma, todos aceptan su responsabilidad de existir. Eternamente enredado en tu rabia. Pero mira, esto es como este auto; es como andar a estas horas por la carretera, ¿me oyes o ya te dormiste? Como andar aquí, mirando estas líneas blancas y charlando contigo. Te pasas una curva, alguien te toca y desapareces. Mierda. Nada tiene otro sentido: usa condón. Y sí, estoy aburrido con el mundo, quisiera partir, perderme por estas provincias. Evita que tu semen reproduzca vida, te lo digo yo, tu padre; no tengas hijos, cuídate. Aquí puedo vivir a mis aires, sin preocuparme por comprarme zapatillas nuevas. Me armaría un pequeño cuartito y me dedicaría a cuidar mis plantas. No ofrezcas nada que no puedas cumplir; bajo el resplandor de la luz de invierno. ¿Recuerdas esa canción de Queen y David Bowie? Vivimos bajo presión. Bajo presión. Rasguña las piedras. Gente en la calle. Gente en la calle. Gente en la calle. Gente en la calle. Destinos. Destinos. Destinos. En el fondo, todos cerramos un vacío y arrojamos una flor verde. Comprar y cerrar un vacío. Escribir y cerrar un vacío. Cerrar un vacío dentro de tu vacío; dentro de los cordeles donde colocas casacas, camisas y correas. Nada tiene sentido webón: tú, como un millón de chibolos de tu generación. Gente en la calle. Gente en la calle. Caen bombas en medio oriente. Gente en la calle. Libros que exploran la destrucción del uno mismo. Gente en la calle. Ya no trabajaran como nosotros, buscando la dignidad, un pago total en la jubilación. Eso murió. Ustedes son millennials. Buscan independencia. La idea es hacer un negocio. Prueba con la comida: pollo a la brasa. Todos comen; y se llena. ¿Quién no quiere un pollito bien rico de noche? Papitas fritas y lo vendes rico, con aguadito de cortesía. Aprovecha el hambre. Acá a nadie le importan los libros. Oyes esos pájaros. Ya amanece. Mira qué dice ahí. Hay que girar en la otra curva. Este óvalo. Qué será esa casa. Mira, mira, mira. A mi edad no te quiero ver triste. Vas a estar solo. No hagas hijos. Cuídate. Para qué tener un hijo en este tiempo. Quisiera perderme un poco, sabes. Huir de todo. Encerrarme de nuevo. Rimbaud murió porque se amarró un bloque de sucio metal en la pierna. Quería ser millonario, yo quiero buscar mi paz. Tocar mi corazón como si fuera un helecho que tiembla. Tocar mi corazón entre las aguas negras y las bocas fugitivas. Una roca tragada por el río que fluye. Solo eso. Pero todo es tan complejo. Te pasas la curva, te desbarrancas y atrás tuyo hay millones igual a ti haciendo lo mismo o mejor y nada importas; millones de unos decodificando el vacío; millones de unos como algoritmos temblando de frío. Somos máquinas averiadas y buscamos calor. Somos máquinas calladas y sentimos hambre. Somos máquinas desvaídas y sentimos repugnancia. Somos máquinas tristes y deseamos coito. Somos máquinas pútridas y moriremos. Por eso, hijo, cuídate mucho, ya no sé qué más decirte, tengo ganas de llorar a veces. Nada: todo esto es hermoso. Hermoso este instante: nosotros. Hermosa la soledad, hermoso las latas de atún, las coordenadas celestes, la soledad y la vagancia. Bajo presión. Gente en la calle. Bajo presión. Gente en la calle. Bajo presión. Gente en la calle. Gente en la calle. Gente en la calle.

 

(ver el ver + la desnudez)

 

Escribo desde mi corazón desnudo. Ustedes que saben. Qué sé yo. Beber los sábados, inexorablemente beber y beber hasta que todo el desasosiego sea tu boca. El Único Libro Infinito es mi cuerpo. Mientras te penetro se amansa el mundo; entonces florece el bulbo raquídeo de mi amor como una crudelísima planta destruida. La cabeza de un bufeo interrumpe tu aliento. Brilla el coral en tus pupilas. Si conocieras mi resplandor serías incapaz de soportarlo. Hay una jaula abierta y un león resuella.


                                    (ver el ver + el ego + el desierto de lo real de zizek)

 

Nada sufre. Nadie llora. Nadie recorre estos paisajes.

Quiero contar mi vida y cantarla y llorarla y luego morir. No te quiero hablar de Duchamp en la ducha mientras florecen flores amarillas frente al puente Prialé. Pon 7 años de tu vida en un poemario y escríbelo, con amor y sordidez, de modo dulzón sabiendo que inexorablemente bailas inquieto en este viaje. No quiero saber nada. El Perú se amplifica y lloro. Acurrucando los sentidos. Amplificando la mente. Prendiendo eucalipto. Caminando por Pamplona Alta. Las selvas existen, las montañas, la claridad del agua, el río como una entelequia avanzando zigzagueando mientras bebo una lata de cerveza tan helada que me recuerda versos del siglo de oro. Ya no quiero más suciedad para mi pueblo. No quiero eternamente Yacer confuso como una dalia ebria en las cataratas de tu pelo. Pese a todo, quiero ser feliz y mirar este salvaje viento que recorre el Planeta. Mi ego es un diente de león. Mi ego es un poema largo extremadamente vasto extremadamente poema enrevesado en papel bond donde miles de aves escriben mi ego mi ego es una casa lechuza tal vez cuadernos papeles mandarinas un día que me caí y la herida no fue palabra dentro del papel vacío de la mente ¿captas? No sé otra dirección que tu cuerpo y mi cuerpo cuando éramos brutalmente jóvenes Ahora salgo de un Tambo tomando un café y lloro pensando en ti. La ciudad nos da poemas como el internet páginas webs. Como abedules ebrios girando alrededor de nuestras mentes. Sé que todo esto es demasiado excesivo y estaremos dentro de casas, compartiendo tibio tallarín, hermosa Carne frita para los dos y una copa bulliciosa de vino. Subo a este cerro. Voy lento. Voy solo. Yo soy mi camino. Mi viaje. Camino y bebo agua de las flores. Una sopita Aji No men y la noche será sentirse como Ribeyro Pero no en París, no en Europa, sino entre los cerros que observo,

Entre las calles, pistas y edificios que separan la mugre de mi suelo. Pero mis sueños son más límpidos y vastos que miles de árboles de mango.

 

(ver el ver + la obsesión +mi cerebro repleto de cucarachas fosforescentes adictas al nescafé)

 

Estoy jodido, despierto y pienso en literatura, duermo y pienso en literatura (lo cual quiere decir, desde mi subjetividad, en formas de asimilar lo que leo; mejorar mi escritura, aprender de otros, y seguir esculpiendo mis libros), y así en la tarde, en las horas en las que no trabajo y en los feriados, domingos, lunes, y el miércoles después de salir a caminar y observar la vida de mis vecinos; y corro a una cabina y tecleo y regreso a casa y entonces sé que flaublerianamente soy un monstruo: mis manos de escritor colindan con las calles donde las niñas en short comen helados &hay sordomudos jugando tetris en casas amarillas &saco dos cuadernos, y escribo: paisajes verde agua rosado celeste amarillo fresa piña, pensamientos, paisajes y pensamientos, juego psíquico, derrame del exceso del yo, parafernalia límpida frente a una sociedad neoliberal escrita para el consumo y seré siempre un camino directo a los principios esenciales Y el arte de tratarnos como ratas, mientras mis vecinos empiezan sus caminatas tras un plato jugoso de tripita en la esquina, con rodajas de papa huairo, y después, duermo, y estoy otro día, soñando párrafos que una vez escribí con epígrafe y donde esos párrafos eran la poesía peruana buscada en el enredo del caos de todo un país; ubicada en meils o mensajes que nadie comprende; arboleda perdida, sueño que corrijo una calle que me conduce a la noche, con la misma obsesión y así vivo; y a veces hasta soy feliz y otras me siento depresivo del mundo, de las injusticias, de todo esto; y relativizo todo a un punto de pensar que somos una bolita luminosa de diente de león: y esto, amigo mío, me conduce a expresar medianamente verde mis ideas sobre el mundo, la palabra y signos que vibran entre nosotros; bamboleándonos a toda velocidad en un universo frío, mientras silenciosamente ando por los terrales de Lima; esteras y perros flacos, prosa de maca caliente, escuela fiscal sin otro registro que patios con niños jugando en los recreos; mientras tomo un café.

 





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