Francisco Castañon: "a mí me cuesta pensar en hacer una literatura despojada de compromiso"







Siempre es grato compartir, conversar y con amigos con los que se comparte la pasión y el amor por la difusión literaria, sin esperar nada a cambio más que la real satisfacción de que estamos aportando al desarrollo y fomento cultural a través de internet y R.R.S.S.
En esta ocasión destacamos el trabajo de Francisco J. Castañón (Madrid, 1961). Escritor y periodista, ha sido responsable de comunicación y relaciones institucionales de varias entidades no gubernamentales, coordinador de las jornadas ‘La Justicia como Fuente Informativa’ en la Facultad de CC de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, así como socio Bibliotecario y presidente de la sección de Literatura del Ateneo de Madrid. En la actualidad es director de la revista Entreletras, colaborador de TodoLiteratura, Letralia y otras publicaciones digitales. Es autor de los poemarios A cuenta del Albur, Fuenfría, Las horas indultadas, Identidad y Equipaje sin Lastre, así como de diversos trabajos sobre historia y crítica literaria. Es coautor, con los periodistas Joaquín Vidal y Eva Díaz Arévalo, del libro Diccionario de la corrupción. En 2018 publicó Mayo del 68. Una utopía tras las barricadas.


                                                                           



-          ¿Poeta o periodista?
-          Ante todo poeta. Desde que escribí mis primeros versos, cuando tenía 14 años, la poesía siempre ha estado conmigo y me ha ayudado mucho a lo largo de mi vida. Con ella y a través de ella he procurado observar el mundo y también, como escribió Paul Éluard, esos otros mundos que están en éste. Por ello, mi esperanza es poder aportar algo de valor al gran patrimonio poético de nuestras letras, con los poemas que he ido y sigo escribiendo. Al periodismo llegué por la literatura, cuando comencé a colaborar en los años 80 y 90 con varios proyectos y revistas culturales que se hacían por entonces en Madrid y Málaga. Luego, como portavoz y responsable de comunicación de una destacada ONG y después de una Fundación de ámbito estatal, ambas dedicadas a la defensa de los derechos civiles, colaboré con periódicos, revistas de información política, radios y televisiones. En ese sentido, mi trayectoria profesional ha estado siempre ligada a la comunicación. En la última década he estado haciendo información cultural para ‘Estrella Digital’, primer periódico digital que se puso en marcha en España. Ahora, como ya sabéis, dirijo la revista digital ‘Entreletras’ y colaboro con otras publicaciones como ‘TodoLiteratura’, ‘Letralia’, etc.        

-          ¿Qué te llevó a escribir tu última obra?
-          Lo último que he publicado ha sido ‘Mayo del 68. Una utopía tras las barricadas’, en Ediciones Vitruvio. Me pareció importante rememorar la crónica de lo que sucedió en París entre enero y junio de 1968, porque de todo lo que aconteció durante ese período, que fue mucho y muy relevante, el ‘mayo francés’ se convertiría en el eje central de aquel año mítico que, como han dicho voces muy autorizadas, cambió el mundo de manera significativa. En este sentido, el libro se escribió coincidiendo con el 50 aniversario del levantamiento estudiantil y obrero que paralizó toda Francia. No es un libro propiamente analítico, aporta consideraciones sobre los hechos pero sobre todo es el relato de lo que sucedió. Mayo del 68 fue algo tan espontáneo, vertiginoso y de tal intensidad que los hechos hablan por sí mismos. Creo que hoy deberíamos recuperar alguna de las consignas que por entonces quisieron llevar ‘la imaginación al poder’.

-          ¿Cuál crees tú que es la trascendencia social e ideológica de la revolución de mayo del 68?
-          Del Mayo del 68 ha quedado sobre todo la impostura necesaria, la posibilidad de apostar por la utopía, la capacidad de rebelarnos contra el sistema social establecido,… Las ideologías tradicionales se resquebrajaban en el marco de una sociedad anquilosada y hastiada, como era la Francia del general De Gaulle. Mayo del 68 abrió las ventanas para que entrará una corriente regeneradora. Pero es verdad que hubo también un lado sombrío en este movimiento que más tarde llevaría a algunos de quienes lo promovieron a un exceso de escepticismo, a posturas apolíticas a mi modo de ver injustificadas y a una falta de compromiso cívico. Aquello fue ‘casi’ una revolución y toda revolución que se precie tiene su reverso. En cualquier caso, intentar alcanzar una utopía, aunque no se consiga, siempre supone repensar la sociedad en la que vivimos y eso nunca está de más.

-          ¿Qué es a tu juicio lo mejor de la literatura?
-          La literatura nos permite escribir y leer el mundo, viajar a lugares espléndidos, conocer personajes asombrosos o terribles, rescatar historias perdidas, vivir aventuras extraordinarias en primera persona,… También denunciar situaciones injustas o intentar vencer al paso inexorable del tiempo. En definitiva, crear a través de la palabra todo aquello que seamos capaces de imaginar. La literatura es una herramienta poderosa, capaz, en mi opinión, de transformar para bien la realidad que nos rodea. Y lo mejor, no hay que tener un potente ordenador para hacerlo. Un simple lápiz y unas humildes hojas de papel pueden ser suficientes. Para hacer literatura no se necesitan avanzadas tecnologías.   


                                        


-          ¿La literatura debe estar comprometida con algo o alguien?
-          No necesariamente. A buen seguro se pueden escoger numerosos caminos para hacer buena literatura. Supongo que casi todos legítimos. Hacer una literatura comprometida es una elección personal. Sin embargo, en nuestros días, con los problemas ambientales que existen, el asunto de las migraciones, las desigualdades cada vez más acentuadas, la concentración de la riqueza en menos manos, un sistema que parece incapaz de ofrecer las respuestas necesarias a estas cuestiones, los conflictos bélicos, el terrorismo, las consecuencias de la revolución robótica que está próxima, el debate sobre el transhumanismo, etc., etc.,…,  a mí me cuesta pensar en hacer una literatura despojada de compromiso, cuanto menos de compromiso cívico. Pero esto, sin duda, es una opción individual que debe surgir de la relación entre el escritor y su obra. Yo no podría hacer en este momento literatura solo para entretener al público lector. La literatura puede ser, como os comentaba, una herramienta eficaz de transformación y, en cualquier caso, debe contribuir a agitar el intelecto. Quizá por ello, determinado tipo de literatura no suele ser del agrado de determinados sectores o personas con mucho poder.

-          ¿Cómo nace el portal y revista ‘Entreletras’?
-          ‘Entreletras’ como dice su cabecera es una revista digital en español de cultura y algo más. La idea fue hacer una revista dedicada a la divulgación cultural. En sus páginas digitales se habla de literatura, de arte, de música, de cine,…entrevistamos a personas de la cultura, pero también de la política o de relevancia social. En la sección Tribuna hay lugar para la opinión sobre temas muy diversos, publicamos artículos sobre lugares de interés y tenemos una sección dedicada a reseñas críticas de novedades editoriales. Nuestro dibujante, Eugenio Rivera, se encarga con sus viñetas de poner la nota de humor en ‘Entreletras’. A veces nos preguntan porque no publicamos creación literaria, la respuesta es que creemos que en la actualidad hay numerosas revistas en internet que ya cubren ese espacio.

-          ¿Cuáles han sido las estrategias de ‘Entreletras’ para mantenerse dentro de los portales más importantes de literatura y humanidades?
-          La honestidad, tanto de lo que en ella se publica como de su línea editorial. Por otro lado, ‘Entreletras’ es una revista digital con pocos contenidos ligeros, por decir así. Muchos de los artículos son extensos y requieren una lectura atenta. Cuando empezamos hubo bastantes voces que nos auguraron un futuro difícil. Hoy estamos por encima de las 130.00 páginas vistas y tenemos lectores no solo en España y América latina, también en EE.UU y en otros lugares del mundo. Pero lo que más nos llama la atención es que el tiempo de permanencia de las entradas en la revista se acerca a los 3 minutos. Eso en internet no está nada mal.  

-          ¿Cómo sientes el acercamiento de los escritores a Internet y redes sociales?
-          Internet es un espacio magnifico para dar a conocer la obra de un autor o autora. El problema es que existen muchos contenidos y no es fácil hacerse un hueco en el universo digital. Los más jóvenes, los llamados ‘nativos digitales, como es lógico se mueven muy bien en Internet y en las redes sociales. Los que ya tenemos una edad lo intentamos, aunque a veces nos resulte complicado. Sin embargo, en este nuevo mundo digital también debemos aprender a diferenciar. La calidad de una obra o un texto no viene determinada, a mi entender, solo por los ‘me gusta’. Además creo que como escritores debemos prestar más atención a divulgar la obra que al autor que la firma. En literatura, todos lo sabemos, hay bastante de vanidad e internet ha venido a acrecentarla. Debemos tener cuidado con eso.   

-          ¿Cuáles son los próximos desafíos para ‘Entreletras’ y para ti como escritor?
-          El desafío de ‘Entreletras’ es mantenerse ahí, qué no es poco, aportando contenidos de calidad y divulgando cultura. Como escritor, os doy una primicia. Acabo de finalizar un libro sobre la exploración espacial, coincidiendo con la llegada del ser humano a la Luna hace 50 años. En julio se cumplirá la efeméride. Es un libro que recorre la historia de la carrera espacial, desde las postrimerías de la II Guerra Mundial al vuelo del Apolo XI, la época de los Transbordadores espaciales y la Estación Espacial Internacional, hasta llegar a los proyectos que pronto serán una realidad, como el turismo espacial o los próximos viajes a Marte. El futuro que está a la vuelta de la esquina, o sea.

                                                                                                          Marijo Mattus 


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