Carmen Gloria Clavijo: Cuentos desde el Collasuyu

 

 



CARMEN CLAVIJO,descendiente aymara, profesora de Educación General básica con mención en trastorno del aprendizaje, diplomado en políticas públicas e interculturalidad, Escritora, educadora tradicional en cultura y cosmovisión andina, comunicadora indígena, ex directora del periódico indígena Ajayu, Fundadora de la Fundación Educacional y Comunicacional Ajayu, Coach ontológico, viajera y soñadora.

Sus inicios fueron desde pequeña en talleres literarios de colegios municipalizados de la región, encantando al público con la sencillez y fuerza de los poemas escritos desde el alma.

 

Obras literarias

 

2009

Participación del Boletín N° 56 “Circulo Literario Carlos Mondaca”

2009

Participación en Revista Escarnio

2010

Poemario: Los 15 poemas malditos del corazón

2010 - 2017

2011

2011

Directora de  revista indígena AJAYU

Creación de revista infantil “Mi Primera Ajayu”

Poemario: Recuperando el amor, que me robaron los 15 poemas malditos

 

 


 

 

 

Urpila, la gota presumida.

Existía un charco, donde muchas gotas convivían muy feliz, jugaban y disfrutaban de los charcos vecinos. Pero había una gota, que no era tan feliz “siendo gota”, su destino le parecía aburrido y siempre reclamaba por la vida que le había tocado vivir;

_ ¡No quiero ser más una gota! ¡nadie me ve! ¡soy como todas! _ reclamaba todos los días.

Las otras gotas, aburridas de sus quejas, la ignoraban y preferían seguir trabajando o disfrutando de los últimos rayos de sol al atardecer.

_ ¿qué no me escuchan? ¡qué conformistas! _ les gritaba Urpila a sus compañeras de charco.

_No es eso, Urpila, nos gusta ser gotas, vivimos felices jugando y compartiendo en el charco_ le contestaron las gotas.

_Puff, yo quiero ser una gota famosa, tengo talento. Sé cantar y mi piel es la más brillante ¿no han notado como los rayos del sol se reflejan en mí?

_ Urpila, eres una presumida, todas somos reflejadas por Inti[1], cuando se despide en las tardes.

Urpila irritada se esconde en lo más profundo del charco. Un día, llegó un sapo, a beber agua del charco, la gota supo de inmediato que era un sapo viajero, su piel escamosa y tatuada por el sol, denotaba desiertos, valles y quebradas.

La gota, se acercó lentamente al sapo y de un salto se encaramo a una piedra, para verlo mejor y así interrogarlo;

_ ¿Cómo te llamas? _ le preguntó Urpila al sapo

_ Amaru[2]_ le contesto el sapo, sin separar su mirada del agua.

_ ¿de dónde vienes?

_ De muchos lados_ le dijo el sapo.

_ Jajajajja ¿Cómo es eso? Nadie puede ser de “muchos lados” _ ironizo la gota.

_Sí, he recorrido el mundo, ni siquiera yo recuerdo de dónde vengo. Mira mis cicatrices a lo mejor ellas pueden ayudarte con mi origen.

Efectivamente, el cuerpo del sapo, parecía un mapa de sus propias historias, Mientras le indicaba algunas cicatrices a la gota le decía;

_ Mira, esta fue en una selva, donde escape de una red, está otra fue en el norte donde un zorro, quiso hacer de mí, su comida… y está es del desierto, vez cada cicatriz con su historia.

_ ¡qué bien! ¿qué haces aquí? _ le pregunto Urpila

_ bebiendo agua_ ironizo el sapo

_ jajjajajjja, ya lo sé ¿pero te quedas?

_ no, voy camino al altiplano, tengo algunas amigas ranas y sapos que me esperan.

_ ¿Me llevarías? _ le preguntó la gota

_ ¿llevarte? ¿para qué?

_ quiero ser una gota famosa, pero mis compañeras, se burlan de mi sueño y dicen que soy una presumida.

_ mmmm… nunca he viajado con un acompañante_ le contesto el sapo.

_ ¡llévame, llévame!  Te juro que no me quejo.

Fue tanta la insistencia de la gota, que el sapo se terminó convenciendo de la proposición de la gota.

Fue así que gota y sapo, se unieron para partir a un nuevo rumbo. Sin antes, Urpila[3] presumir de la aventura que viviría en compañía de Amaru;

_ Seré la gota más famosa, no sólo en mí, se reflejará Inti, también Phaxsi[4] y los sueños de los seres humanos_ les decía a sus compañeras.

_ ¿No será muy arriesgado? _ le decía una

_ No, para nada, soy valiente y astuta ¡la mejor gota del charco!

_mmmmmm..._ se escuchó a coro.

_ Lo que pasa es que ustedes son unas gotas envidiosas, no les gusta verme feliz, además no escuchare sus consejos, de hecho, ya me voy.

La gota solo hizo un gesto, como queriendo decir adiós y partió en el lomo del sapo.

Los primeros días, la gota no habló, había enmudecido con las bellezas vistas, nuevos parajes, nuevos compañeros de viaje, otros humanos, otras gotas, el sapo la había ignorado, de hecho, se había olvidado que llevaba compañía.

Al pasar los días, el viaje ya no le pareció tan interesante y comenzaron las quejas.

_ ¿Por qué no vamos a otro lado? ¡ya estoy aburrida! ¡tengo hambre! _ se quejaba la gota.

Al principio, escuchaba sus quejas, pero al pasar los días se dio cuenta, que era una costumbre típica de la gota.

_ ¿dónde están los charcos? ¡quiero más gotas amigas! _ decía Urpila

_ aún no llegamos, queda mucho de viaje_ le contesto el sapo.

_ ¡qué aburrido! _ suspiro la gota.

Lo que no sabía la gota, es que, en el desierto, no había charcos abundantes como el de su tierra.

Inti, brillaba con más fuerza que nunca, en el desierto el sapo, cansado de tanto viaje, decidió descansar, se ubicó en una roca y se durmió olvidando por completo a la gota. Urpila comenzó a sentir un calor intenso.

_ ¿qué pasa? ¡me quemo! _ gritaba

Lamentablemente para ella, el sapo no sólo la había olvidado, también había expuesto su lomo directamente al sol.

_ ¡ayuda! ¡ayuda! ¡me quemo! _ seguía gritando.

Pero sus gritos se diluían en medio del desierto. Un armadillo que pasaba por esos lados, logró escuchar unos gemidos, estiro su cuello, para saber que ocurría y diviso una gota en el lomo de un sapo.

_ ¿Agua? ¿una gota de agua en el desierto? _ se preguntó

Se acerco sigilosamente y preguntó:

_ ¿quién eres?

_ Una gota_ grito Urpila con el poco aire que le quedaba.

_.mmm…. ¿una gota que habla? Que interesante.

_ ¿de dónde eres?

_ de muy lejos, yo sólo quería ser una gota famosa, cantar y deslumbrar con mi belleza a otros y ahora me quemo con el sol.

_ ¿Cantar? _ le interrogo el armadillo.

_ sí ¿qué no hay humanos o gotas por acá? _ le preguntó Urpila

_ No creo, los seres humanos, no viven en el desierto menos una gota, porque no vuelves a tu hogar mejor.

_ pero ¿cómo? ¡soy una gota, no un avión!

_ a ver, espérame, ¡no te evapores!

_ que… que… que no me evapore_ gritó desesperada la gota.

_ sí, déjame pensar.

El armadillo, en su larga vida, se había enfrentado a muchos problemas, pero jamás uno tan complejo como salvar a una gota, que se estaba evaporando.

_ ¡Eso! _ gritó

_ ¿qué? _ lo pregunto la gota

_ Debes evaporarte, es tu solución así podrás viajar y llegar a tu hogar.

_ ¿qué me evapore? ¡eso es una locura! _ grito indignado la gota

_ Claro, si no te evaporas, no podrás viajar para llegar a tu hogar.

Urpila, no muy convencida, aunque de todas formas se evaporaría con el calor que había en el desierto, tomo la decisión de evaporarse, para llegar al cielo y viajar hacia su hogar, sin antes despedirse de armadillo y de sapo.

Fue así como gota, cayó en un sueño profundo, cuando despertó se vio rodeada de muchas gotas, que viajan hacía su destino, pudo conocer a Inti, en el día y en las noches divisar a waranakas[5] bañando los sueños de los humanos. En realidad, ya no era una gota, sino muchas gotas que habían formado una gran nube que viajaba raudamente hacía el sur. Pregunto si alguna conocía el charco de su familia, pero no obtuvo buenos resultados en sus investigaciones, sin embargo, otra gota que la vio muy triste se le acercó y le dijo:

_ ¿qué te ocurre?

_ tengo pena, quiero volver a mi casa y nadie conoce mi hogar.

_ ¿cómo es tu hogar?

_ Es un gran charco, con muchas como yo, en los últimos rayos del Inti, nuestra piel refleja su sonrisa ¿lo conoces?

_ creo que sí, pediré ayuda a las otras gotas, para dejarte en tu hogar.

Y fue así, que muchas gotas quisieron ayudar a Urpila para llegar a su hogar. Una mañana, una densa llovizna cayó en el charco, la gota aprovecho este momento para bajarse del viaje de ser nube y quedarse en su hogar, al caer, vio como su cuerpo, volvía a ser líquido y transparente como antes.

De pronto divisó su charco, ahí estaban sus compañeras dormidas por la llovizna. Apenas cayó, Urpila corrió a despertarlas y abrazarlas.

_ ¡Hola, las he extrañado! _ les decía mientras las abrazaba con fuerza.

Las gotas sorprendidas, solo atinaban a sonreír y devolver el abrazo.

_ Las quiero, entendí el sentido de ser una gota, de ser una buena compañera_ decía_ mientras por su rostro una gran lágrima bajaba de sus ojos.

Desde aquel día Urpila, “la gota presumida” como la llamaban sus amigas, dejo de serlo, ahora era Urpila, “la gota agradecida”

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Dios Sol.

[2] Palabra que significa Serpiente en lengua Aymara.

[3] Paloma en lengua Aymara.

[4] Luna en lengua Aymara

[5] Estrellas en lengua aymara

 

 

 

 

 

Corazón de Cóndor.

Se cuenta que hace muchos años, un niño se convirtió en el alma de un cóndor y una niña aún lo espera en el desierto. Aunque los abuelos han olvidados algunas partes de la historia, aún se sigue transmitiendo a las generaciones.

Wara[1] aún era una niña, cuando su corazón se encendió por las llamas del amor. Paqui [2] su mejor amigo y compañero de juegos, aún soñaba con un futuro mejor, mientras pastoreaba las llamas de sus abuelos. Ambos niños no tenían secretos entre ellos, se contaban sus aventuras, penas y aciertos.

En una noche estrellada, fue cuando Wara, le contó a Paqui, que sentía algo diferente en su corazón, algo llamado “amor”. Paqui sorprendido, sólo balbució algunas palabras, que, en vez de tranquilizar a su compañera, sembró la duda;

_ ¿y qué es el amor?

Ambos conocían la palabra, pero en realidad no dimensionan su significado. Al principio, les preguntaron a sus abuelos, los cuales tampoco conocían bien la palabra amor y dieron algunas respuestas poco convincentes para los niños. Al ver que su duda ardía en su corazón más que nunca, decidieron preguntarle al yatiri[3] de la comunidad, el cual le contesto:

_ El amor, es algo que no se puede ver, no se puede tocar, pero si se puede sentir.

_ ¡es ilógico! ¿cómo puede haber algo que no se puede ver, ni tocar, pero si sentir? _ dijo Paqui.

_ Pues claro, sólo deben sentir su ajayu[4], el poder de los latidos de su corazón, cuando se emocionan, cuando ven la sabiduría de la naturaleza, todo ello es amor.

A sus cortos 12 años, era difícil comprender tan compleja respuesta que, hasta el ser humano en su vejez, no comprende.

_ Yo he amado_ dijo Wara.

_ ¿cómo? ¿ya has amado? _ le dijo Paqui, con una mirada de incertidumbre confundida con la inocencia.

_ sí, he amado a mis padres y a mi tierra.

_ Claro Wara, el amor no sólo se da entre las personas, también hacia tu entorno, el buen vivir, la lealtad, también es amor.

Paqui, miraba a Wara, tratando de comprender como era que ella ya había amado y él nunca había sentido amor. Paqui se sintió confundido y abrumado no sólo con las respuestas del yatiri, también con las palabras de su compañera.

Los niños se miraron y seguían sin comprender que el amor. Sin embargo, asentaron con su cabeza, casi un sí por complacencia.

Paqui, aún con la incertidumbre miró a los ojos a Huara y le dijo;

_ No entiendo aún, eso del amor. Veo en tus ojos la llama encendida de él, pero no sé qué es.

_No busques más. El amor está en todos lados como dijo el yatiri y mis abuelos.

_ ¡yo quiero saber más! ¡tengo una idea!

Huara, lo miro incrédula, pero escuchó atentamente las palabras de su compañero.

_Cuentan que, en la montaña más altas, se esconde el secreto del amor más puro y desinteresado. Solo pocos hombres han llegado a conocerlo ¡yo quiero ser uno de ellos!

_ ¿te irás? ¡no lo hagas! Muchos no han vuelto, se han perdido en el intento, los espíritus negativos los han engañado y se han quedado en las sombras de los muertos.

Paqui acaricio la cara de su compañera, seco sus lágrimas y mirándola fijamente a sus ojos le dijo;

_ Yo volveré, sí lo haré, traeré el secreto del amor y volveré por ti, Inti bendecirá mi camino. No llores más.

_ ¿Y si no vuelves?

_ si no vuelvo, mi alma estará en cada rincón de la montaña porque volaré tan alto como el cóndor y desde allí te entregaré mi corazón.

Fue así como Paqui emprendió su rumbo, hacia las montañas elevadas del altiplano. Pasaron días y más días, Huara preocupada por Paqui preguntaba todos los días al firmamento cuando volvería su amigo y amor incondicional. Pero Paqui nunca volvió.

Huara convertida en toda una ñusta, nunca se cansó de esperarlo, todas las noches miraba el cielo estrellado, esperando una respuesta.

Un día, mientras caminaba por el árido desierto, vio como un cóndor se acercaba estrepitosamente. Huara asustada quiso correr, pero el miedo la paralizo. El cóndor se detuvo delante de ella, la miro y se fue.

Una lágrima corrió por su mejilla. Huara por fin obtuvo la respuesta a sus noches estrelladas. Paqui nunca volvería, pero como él le había prometido, su ajayu rondaba por esas montañas y su corazón se había convertido en cóndor.

Desde aquel día Huara no espero más a Paqui, sabía que desde el cielo la consuela y la protege. Que al final sí conoció el amor, aquel puro y sincero que buscaba en las montañas.

Se cuenta, que, en los caminos del altiplano, aún aparece el cóndor y la sombra de Huara, amándose en su inocencia

 



[1] Estrella en lengua Aymara

[2]  En lengua aymara

[3] Persona más sabia del pueblo.

[4] Espíritu en lengua Aymara

 

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